Ava Gardner no tuvo hijos. Cuando se retiró del cine en 1969, antes de cumplir los 50, se afincó en Londres. Se la podía ver paseando a su perro, Morgan, o sentada en un banco de Hide Park, leyendo algún libro. Siempre sola. Pero aquella soledad nunca fue impuesta, sino voluntaria. Frank estuvo al lado de Ava hasta su muerte, en 1990. Uno de los últimos actos públicos a los que acudió la actriz fue a un concierto del gran Sinatra.
«Soy una estrella de Hollywood con todas sus consecuencias, pero a pesar de ello, no soy alcohólica, no tomo pastillas para dormir y, de momento, no me he cortado las venas. Y eso es toda una hazaña»
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